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WALSER/COMELLAS.
Hasta ahora, Anna Comellas siempre se había fijado en la naturaleza y sus variantes, ahora lo sigue haciendo, pero desde los textos de  un escritor inclasificable como es Robert Walser. Todos sabemos que la mirada es la manera que el arte tiene de acercarse a un bosque, a unas nubes, al viento y las piedras, a una noche estrellada, a un paisaje, a un mar , a la nieve en una montaña que son los 7 apuntes  Walser sobre los que se ha construido esta exposición. En esta ocasión, Anna Comellas, añade, como un desafío personal, un texto literario y lo toma como referencia para su pintura. Una de las principales propuestas de Walser/Comellas es que el texto solo puede comprenderse a través de la visión. En esta exposición, la palabra se convierte en pintura, la pintura en texto y exige al espectador un doble desafío: comprender y ver a la vez. Para ello distribuye en siete partes unos fragmentos que le sirven como tema de inicio y que configuran los espacios de la exposición que da como resultado 7 apuntes de Anna Comellas sobre Robert Walser. 
1.El primer apunte de Walser/Comellas. Hasta ahora, Comellas siempre se había fijado en la naturaleza y sus variantes, lo sigue haciendo pero con la intermediación de este magnífico y excéntrico escritor, no solo hace un buen trabajo pictórico utilizando diversidad de técnicas de laboriosa factura, nuevas y antiguas. También  el uso del papel carbón  hace de la escritura un todo  confuso , ilegible dirigido a la sensación óptica, lo que llama palimpsestos, son superposiciones que también le sirven para colocar unos papeles sobre otros. Además, contra puntúa a Walser con sus propios textos  demostrando que la lectura inteligente  se basa también en la mirada.
2. Eso, no quiere decir que en estas obras, no aparezcan bosques o nubes. La escritura diminuta de Walser, casi ilegible permite imaginar el sentido del texto, su interpretación visual es parecida a la que un observador tiene de una pintura.  La propia Comellas expresa en un magnífico texto que esa estrategia visual nos indica la importancia de los pequeños detalles frente a las grandes cosas de la vida. El sentido se presenta de súbito en un detalle. Es algo similar al que mira una obra de arte , se acerca se aleja, mira en conjunto, observa un pliegue del papel o una mancha o un gesto de una obra en la que se intuyen  nubes, el viento o la evaporación.
3. En este punto todo pesa como las piedras. La colocación de las piedras exige repetición, se colocan unas sobre otras. El misterio es: ¿cómo una al colocarla contra otra la hace desaparecer? 
Otra cuestión que me interesa mucho es que una piedra siempre menciona el origen, un remoto pasado del que procede, es el misterio de las piedras  que se encuentra en el nacimiento de todo lo que somos, dice Walser: “considero la piedra más vieja que el agua y está, a su vez, la cuna del tiempo….mis pasos me llevaron ante diversos edificios cuyo material de construcción me trasladó a las montañas de las que procedía”.
4. La escritura de Walser, no narra, es críptica como un poema. Expresiones como “las florecillas de las que hablaba no podían moverse como yo, estaban obligadas a permanecer donde crecían”. Las palabras simples se convierten en poemas crípticos. Nadie vio nunca una flor caminar. Abundar en esos misterios, es condición inevitable de la pintura. Igual que en el texto poético de Walser , Comellas utiliza materiales concretos, con peso y materia para crear metáforas oscuras y cerradas como pasadizos hacia lo oscuro, por ejemplo en la pieza “Aquell llarg fill vermell” con técnicas complejas como en la mayoría de las obras: Acrilic, xilografía e impresión de pigmentos sobre papel japonés Kozo.
5. Escribe Walser : ” Se desplegó ante mí una llanura, contemplé la panorámica, intenté valorar, estimar el efecto íntimo de un paisaje matinal o vespertino”…Parece que el paisaje necesita un formato, siempre se dice que esa es la manera de recoger una panorámica. La propia Anna Comellas lo reconoce utilizando formatos de libros abiertos con las hojas intervenidas, sean en horizontal como en vertical. En este caso hay una  superposición de numerosas hojas de papel. Unas cubren a las otras, como una acumulación en el que una imagen no borra la anterior, sino que la superpone y la conserva.
6. “El paisaje de los filósofos” es una obra oscura y misteriosa, parece una excepción en la voluntad de ir relacionando el texto de Walser con la naturaleza. En este punto Comellas insiste en  que su intención no es de ilustrar el texto de Walser y lo confirma subiendo el tono de las obras a un nivel más abstracto. Lo propicia una referencia a unos sepulcros encontrados al azar por un paseante que no va caminando en línea recta, sino dando un rodeo.
7. En este apunte el inicio del texto de Walser parece un deseo del escritor que Comellas convierte en el título de una de sus obras. “Deseo que este paisaje nevado me quede bonito”. Esta belleza poética, menciona el momento trágico de la muerte de Walser en la nieve que sin embargo más allá del dramatismo, Anna Comellas lo convierte en un punto y final poético. El blanco de la nieve, el rojo de una habitación y el negro del luto se convierten en un conjunto tricolor que sirve de emblema de este apunte final. 
Ninguna metáfora mejor que esta para mencionar la superposición de una capa sobre otra, las huellas en la nieve, los rastros que parecen definitivos se cubren por los copos y aluden a la memoria, a su fragilidad, a las  huellas que a pesar de la fuerza de la pisada, finalmente desaparecen.
 
Jesús Martínez Clarà.
Crítico de Arte. 
ACCA/AICA

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